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sábado, abril 21, 2007,19:23
Fragmentos de recuerdos de la memoria I
Este es un relato que lleva mucho tiempo inédito. Lo escribí hará casi 2 años y es lo más largo que he escrito nunca. Son siete partes que poco a poco iré colgando. Espero que os guste.


I


A ella no le gustaba su sabor. Decía que sabían a tierra, que no tenían corazón. Y yo, claro está, siempre le daba la razón. Ignoro si en su infancia más remota ella probó alguna vez la tierra viva, pero lo cierto es que aquella crítica gastronómica era totalmente acertada: mis filetes sabían a tierra.

Era jueves y, como todos los jueves, Raquel y yo comíamos juntos. Juntos pero no revueltos, he de aclarar. Supongo que tiempo atrás estuve enamorado de ella, pero de aquellos sentimientos creo que nada quedaba en mi cuerpo.

Resulta curioso cómo el pasar de los años nos coloca a cada uno en nuestro lugar. A mí en una pequeña editorial de la ciudad en la que, al menos, hacíamos las cosas con gusto, ingenio y creatividad. Y a Raquel… a Raquel le había colocado en la silla de mi cocina, que no era poco. Ella siempre había andado de un sitio a otro, sin residencia, trabajo o amores fijos. Era un alma libre en el sentido más literal de la expresión: sin cargas, pesares o compromisos.

-Al menos harás un café como Dios manda, ¿no? -preguntó Raquel con una sonrisa.

-Al menos lo tomarás caliente -la respondí mientras recogía su plato de la mesa.

La conocí el primer año de facultad, aquel año que cambiaría todo lo demás. En aquella época yo llevaba el pelo largo, barba de tres días -que equivalía a la de un día sin afeitar de cualquier verdadero hombre- y un letrero enorme en el que se podía leer «salvadme».

Recuerdo que me tropecé con ella en el cruzar de alguna esquina y le tiré el café recién sacado de la máquina. Mientras ella no paraba de reírse yo sólo conseguí, entre disculpa y disculpa, ofrecerme a invitarle a otro.

-Suerte que el azúcar en grandes cantidades solapa el sabor de este horrible café -dijo sonriendo mientras una montañita blanca se formaba en el interior de la taza que sujetaba entre sus frías manos.

-¡Oye! Que mi café es bueno... o al menos lo pagué como tal -protesté algo indignado.

-Es posible que sea bueno -replicó ella-, pero de nada sirven unos buenos granos de café si no se saben preparar bien y eso, seamos sinceros, nunca fue tu especialidad.

Quizá, siendo un poco bromistas, podríamos decir que nuestra amistad se forjó entre tazas y tazas de café en horas de lengua española y, después, entre algún que otro filete con sabor a tierra. Pero supongo que eso sería resumir mucho nuestra estrecha relación de amistad a lo largo de tantos años y de tantas y diversas situaciones.

Yo cursaba filología hispánica y ella estaba matriculada en periodismo y, por problemas con el horario, Raquel asistía a las mismas clases de lengua que yo. Quizá sea una jugarreta de mi memoria, pero la verdad es que no recuerdo haberla visto en ellas antes del pequeño incidente con el café.

Ella siempre me arrastraba, con su sonrisa y su pelo nacarado, a la cafetería de la facultad. Y allí me lanzó al vacío y me inició en la sociedad universitaria. Ignoro cómo acabé en el equipo de debates, en la asamblea de la facultad, en clases de italiano… y en muchas otras cosas más. Tengo la imagen de nosotros dos corriendo entre la gente por los pasillos, de un lado hacia otro, ella delante y agarrándome de la mano mientras me incitaba a ir más deprisa diciéndome que la vida eran dos días y que a ese paso se nos iba a agotar antes de que haríamos nada que de verdad nos valiese la pena el haberla vivido.

-¿Sabes a quién vi ayer? -preguntó sin esperar respuesta- A David... a nuestro David agarrado a una mujer que empujaba un carrito de bebé.

-¿En serio?, ¿a David?, ¿a nuestro David? -no podía creérmelo.

-Sí… qué vueltas da la vida, ¿verdad?

Entre los vaivenes de la facultad, un día inesperado apareció él, David. «Es un amigo», me dijo al presentármelo. Y desde aquel momento no fuimos sino tres los que andamos de un sitio a otro en las carreras entre las clases, la cafetería y la multitud de reuniones a las que por aquellos tiempos asistíamos. Ella nunca me dijo de qué le conocía, lo único que pude averiguar es que hubo algo entre ellos dos que hacía algún tiempo acabó y que en aquel momento simplemente eran amigos. «Parece un buen tipo», fue mi primera impresión sobre él que ella conoció de mis labios. Y ella, mirándome fijamente con esos profundos ojos oscuros, me rogó que intentase adoptarlo en mi corazón.

-Quién lo diría… ¿y qué fue lo que te dijo? -la pregunté con curiosidad.

-Nada -respondió secamente.

-¿Cómo qué…?

-Él no me vio -Raquel cortó mi pregunta- no quise que me viera y que recordara tiempos mejores; cuando aún teníamos todo ante nosotros, y no había nada.

Recuerdo aquel día nítidamente en mi memoria y desearía erradicar aquellas imágenes que ensombrecen mi recuerdo de ella. Fue algunos años después, cuando mi imberbe cara estaba ya más poblada y mi pelo más adecuado a las modas y a los gustos de la época. Sé que fue en un período de exámenes, lo más seguro es que fuera a mediados de febrero, en una tarde tremendamente lluviosa y oscura. Recuerdo estar en una amplia sala realizando un examen -creo que era de literatura-, mientras el repiqueteo constante de la lluvia contra las ventanas se mezclaba con el de mi bolígrafo azul garabateando el folio en blanco; y el olor a verde mojado se mezclaba con el intenso aroma a madera que irradiaba aquella sala. Me veo en mi memoria levantándome de la silla, entregando satisfecho el examen y girando el picaporte de aquella puerta añeja. Y entonces una sombra, un sollozo, un lamento de persona me dijo hola desde las escaleras. Y allí estaba Raquel, allí estaban su corazón y sentimientos al alcance de mis torpes manos. Sólo me dijo que él se había ido y que ya no volvería. No pregunté nada más y la acogí entre mis brazos, la saqué del desolado edificio y la metí en mi coche para llevarla a algún sitio, a casa imagino. Aquella fue la primera y única vez que la vi llorar y la primera y única vez en que nos besamos. Creo que aquel beso fue su forma de desterrar todo el dolor de su cuerpo y de expulsarlo para siempre de ella. Aquel momento fue el comienzo y el final de algo que no debía ser y el resultado de tantas y tantas plegarias amorosas.

Supongo que mis recuerdos son anecdóticos, sólo son fragmentos inconexos de una vida pasada, ya olvidada y casi terminada. Pero es que sólo tengo eso, recuerdos. Sólo somos recuerdos de una vida que ya no es la nuestra y sólo tenemos la memoria para rescatarla. Muchos se aferran al pasado, a lo que pudo ser, al «y si yo...» y se olvidan de mirar hacia delante, hacia lo que verían si volviesen la cabeza del pasado y prestaran verdadera atención a lo que se les presenta ante sus ojos.

-No pienses en ello -me susurró Raquel mientras se levantaba de la silla y abandonaba la habitación.

-Es inevitable pensar… -contesté también en susurros cuando ella ya no estaba.

Y pensé que quizá ella tuviera razón, que quizá lo mejor era no pensar, no abnegarme con aquello y dejar el pasado donde estaba. Pero es que entonces los recuerdos se empezaban a agolpar en mi mente y me llamaban para poder salir y volver a resurgir. Y yo simplemente decidí no negarles sus deseos y averiguar, o al menos intentarlo, todo por fin.

-Se te ha acabado el papel en el cuarto de baño -me advirtió cuando volvió a entrar en la cocina.

-Vale, luego pongo más -la contesté.

Y en aquel preciso instante decidí preguntar algo que sabía que no debía preguntar, algo que jamás había osado a preguntar por miedo a la respuesta y por el respeto que tenía hacia ella. Sabía que no debía, que era algo únicamente de ella y que si no me había querido hacer partícipe en ello tendría sus motivos. Pero aún así…

-Raquel, debo preguntarte algo -empecé titubeante-. Debí preguntártelo tiempo atrás, pero es que fui incapaz… ¿qué fue lo que realmente pasó entre David y tú?

-Creo que es mejor que dejemos el pasado donde está -contestó amargamente.

-El pasado no se moverá de su sitio porque tú me lo cuentes, seguirá exactamente allí donde lo dejaste.

-No creo que…

-Por favor -la rogué-, creo que al menos me merezco eso.

-(…) -sólo silencio en su mirada.

-Raquel… -insistí.

-Está bien… si de verdad quieres saberlo te lo contaré. Y así entenderás muchos de los porqués de las preguntas que se agolpan en tu mente y que aún no tienen respuesta para ti.

Y en aquella sobremesa ella me contó todo lo que yo esperaba oír desde hacía tanto tiempo. Supongo que hay un momento para todo y para todos en esta vida y que aquel fue el nuestro. Sentí en aquellos instantes una unión y una sinceridad como nunca antes había sentido. Descubrí en sus palabras, gestos y lágrimas una confianza que sólo la juventud y el tiempo otorgan y que muy rara vez es duradera.

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Escrito por bydiox
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11 Comentarios:


  • Escrito a las 21/4/07 20:21, Anonymous Anónimo

    Bueno, después de leerlo por vigésima vez (la verdad es que no sé cuantas veces habré podido leer el relato y en especial esta primera parte) sigo pensando que me encanta, me gustan tus poemas pero creo que lo primero tuyo que leí fue este relato por lo que me parecen más especiales.
    En cuanto a la crítica(negativa), pues ya lo critiqué y creo que sólo cambiaría algunas expresiones...

    Un beso y a ver si ahora durante los exámenes escribes algún otro relato.

     
  • Escrito a las 22/4/07 02:58, Anonymous Anónimo

    relatos largos son mas interesante y repetirla es mucho mejor haber si te perdis algo volve y segui continuando me gustá la lectura.

     
  • Escrito a las 22/4/07 17:50, Anonymous Anónimo

    " II
    Había llegado la hora, había llegado el momento y el lugar. El tiempo lo había tragado todo y ya nada tenía demasiada importancia. Mis palabras brotaban solas y no había forma humana de evitar que lo hicieran. Todo escapó de mí por fin y corrió a refugiarse en su cuerpo, como tantas veces hiciera yo.

    - Está bien… si de verdad quieres saberlo te lo contaré. Y así entenderás los porqués a muchas de las preguntas que no tienen respuesta para ti -le dije a sabiendas de que él no querría oír ciertas cosas que yo estaba a punto de contarle.
    - Tranquila Raquel… -contestó mientras su mano amaba mudamente la mía. (...) "

    >>>Enviado el: Saturday, March 05, 2005 7:37:11 PM <<<
    Creo que fui una de las primeras personas en leer este relato. Recuerdo que hasta me lo imprimí y lo leía y releía en las horas que me pasaba en los trenes y metros, de idas y venidas a la universidad. Y en clase tb.. xD
    Ya sabes lo que pienso de lo que escribes. Y este relato, me encanta.
    Besos...



    "Y desde cualquier lugar Dondequiera que ahora te estés pudriendo Sólo quiero que sepas que ya no te tengo miedo Que ahora estoy cansado Y sólo tengo miedo de mi propia vida Y que sé que lo tendré Toda la puta vida Decida lo que decida"

     
  • Escrito a las 22/4/07 18:09, Blogger SiervaDelMesías.

    Hola bydiox, yo escribo desde los 12 años, no soy una experta en escribir solo me anime a escribir por la soledad que siempre me acompañaba, ayer me puse a leer tu blog y entender me gusta leer totalmente devorarme y tener que dar una respuesta.
    Tus criticas son muy buenas en los anteriores post, es muy buena me agrada siempre lo digo cuando algo me agrada si no no la digo, no son palabras para agradar a alguien, es un comienzo.

    La naturaleza de los recuerdos nos narra las expectativas y como decirlas lo dices son tus escritos vaya algunas veces cuando devoraba a mis escritores favoritos me inspiraban a escribir y mejorar mis escritos mis poemas que son algo cursis y tontas pero son mías las criticas son mejores que los halagos. Ayudan a mejorar, en ti veo muchas cosas, sentimientos valor a las palabras y ese amor a la escritura y me alegra tener un poeta ;) tengo ahora dos amigos poetas uuuuuu ahora te leeré mas y recuerda no soy una experta pero admiro y si no me gusta lo diré en caso de este post , me agrada, me gustan los poemas largos te dan tanta explicación y no te deja un sabor amargo de no saber o concluso, y mas aun si son súper interesantes, aun cuando siempre da zzzzzz cuando son buenas son dignas de mirarlo una y otra vez y no cansan te fascinan montón. Mira tengo uno que escribí algo de mi en un cuento la pondré hoy si te animas me das una miradita, criticadme y me dices que tal esta cuídate y chau........uuu

     
  • Escrito a las 22/4/07 22:54, Anonymous Anónimo

    Hola!

    Está chulo el relato y también el post que dejaste en mi entrada; como de costumbre me hizo pensar "un poco".

    Ahora es domingo, 22 de abril y me voy a la camita. Mañana por allí si mal no recuerdo es la fiesta de la comunidad y bueno, que al menos no tenéis que trabajar.

    Que te lo pases muy bien y... por cierto... ¿Que opinas del Peugeot 207?

    Un abrazo

     
  • Escrito a las 23/4/07 00:45, Anonymous Anónimo

    es un relato muy excelente superiores bueno hombre encantas mucho es un buey leerte vale

     
  • Escrito a las 23/4/07 16:42, Blogger Beatrix Kidoo

    Eiii, me encantó!!! Espero impaciente la siguiente entrega.

    BESOS con ROSAS y LETRAS en este Sant Jordi soleado!

    PD: Miri, "sólo tengo miedo de mi propia viada y sé que lo tendré toda la puta vidad decida lo que decida", una de las mejores frases de NV, sin duda!!Saludos!

     
  • Escrito a las 23/4/07 20:46, Anonymous Anónimo

    Excelente! Me atrapó muchisimo. Cuando vi tan largo el relato me desanime pero la verdad lo lei en un ratito!!!! Me atrapó mucho, ahora quiero saber que pasooooooooooooooo!!! No vale dejar con la intrigaaa a los lectores de tu blog :)
    SAludos y felicidades.....


    Aliz :)

     
  • Escrito a las 24/4/07 19:32, Blogger bydiox

    Anita: Sí, creo que fue de lo primero que leíste mío. En estos momentos cambiaría muchísimas cosas, pero prefiero ni tocarlo. Si alguna vez (hipotéticamente) se publica, pues ya lo retocaré. :P
    Y sí, supongo que escribiré algo (o eso espero).

    Miriam: Sí, fuiste una de las primeras personas (o tal vez la primera) en leerlo. Y me alegro de que al menos te sirviese para matar el tiempo entre acosador y acosador del metro... ^^

    joselyn: Me alegra tu visita y tu crítica. Yo empecé a escribir (a escribir realmente) algo después, aunque siempre estaba por ahí el picor de la escritura. Libremente puedes decir que te gusta o no, me gusta que la gente sea sincera conmigo (otra cosa no la soportaría). Y ahora mismo me paso por tu blog.

    Javi: Espero que no me estés preguntando mi opinión sobre un coche... xD Cómprate un coche bueno, bonito y barato, como se suele decir. A ver si pronto me das una vuelta en él.

    lilay: Me alegra que te haya gustado :D

    Beatrix Kidoo: Aquí ayer fue el día de la comunidad de Castilla y León (y nadie me regaló una rosa XD). ¿A ti qué te regalaron?

    aliz: A mí tampoco me gustan las cosas largas, de hecho ni las suelo leer ni escribir (para qué mentir, ¿verdad?).


    Seguiré poniendo los otros fragmentos (valga la redundancia) de este gran relato (por su extensión, claro).


    Un saludo a todos...y gracias por leerme, que siempre anima a seguir escribiendo, claro

     
  • Escrito a las 25/4/07 12:00, Anonymous Anónimo

    Acosadores, vagabundos que me pagaban puñetazos y no me dejaban leer tu relato tranquila... xDD Que recuerdos xD Mis viajes en metro eran un mundo a parte... xDDD
    AinS... Espero que este año cuando vuelva, como mínimo que no me peguen y me dejen moratones... xD
    MuaKS!

     
  • Escrito a las 25/4/07 12:27, Anonymous Anónimo

    pagaban no.. Pegaban* xDD